LOS FRAGANTES CÍTRICOS

Cuando escuchamos la palabra "cítrico" nos viene a la mente el conjunto de colores amarillos y anaranjados y la vitamina C. Pero realmente sería una subestimación de sus propiedades.

Las frutas cítricas como limón, lima, naranja, mandarina y toronjas o pomelos son de la familia Rutácea, originarias de India y China principalmente. La parchita, fruta de la pasión o maracuyá, está presente en los países tropicales.

Sus fragancias se deben a las moléculas de terpenos; poseen fitoquímicos que frenan la inflamación e impiden el crecimiento de tumores. En el caso de la toronja, se sabe que es capaz de modificar el metabolismo de sustancias tóxicas a nivel del hígado y así eliminar agentes nocivos para nuestra salud. También las flavonas y la vitamina C curan enfermedades pulmonares como el escorbuto, y sabemos lo útiles que son en la curación y prevención de resfriados y gripes. La hesperidina, conocida como vitamina P, preserva la integridad de los vasos sanguíneos, lo cual previene enfermedades cardiovasculares.

SU USO

Es clásica la imagen del vaso con jugo de naranja en la mesa del desayuno. Pues bien, aunque sin duda es mejor que no consumirlo, debemos preferir comer la pieza entera de naranja, aprovechando así la fibra, y reduciendo la cantidad de fructosa (azúcar presente en las frutas). Algunos llamados “nutricionistas” llenan sus dietas con jugos de naranja, cuando muchas veces el resultado final es aumento de peso: en cada vaso de jugo hay dos o tres piezas de naranjas, y al exprimirlas el azúcar presente de manera natural se concentra …así que saca la cuenta!

La recomendación entonces es comerse la fruta, no beberla. Si te gusta mucho el jugo, es bueno tomar la pulpa sin colar, mejor tomar medio vaso o diluirlo y hacerlo interdiario (un día sí y un día no).

El limón por su lado, ayuda en el malestar estomacal y es recomendable aumentar su uso en los aderezos de las ensaladas, sustituyendo al ácido acético, bien conocido como vinagre.